Biodiversidad, el eslabón perdido de la sostenibilidad. Capital natural, Inversiones, Biodiversidad, Soluciones sostenibles.

Sin un cambio fundamental en el financiamiento global, el logro de los objetivos ambientales seguirá estando fuera de alcance

El capital natural es, en gran medida, gratuito, lo que necesariamente nos lleva a reflexionar sobre la forma en que estamos tratando nuestra biodiversidad. La cuestión se ha planteado y debería abordarse en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad de 2024.

El último informe sobre el estado de las finanzas para la naturaleza , publicado en la COP 28 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), destaca un desequilibrio alarmante en los flujos financieros globales. Cada año se invierten alrededor de 7 billones de dólares en actividades que dañan directamente la naturaleza, una cantidad que representa alrededor del 7% del PIB mundial.

Por el contrario, las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza en 2022 ascendieron a solo 200 mil millones de dólares, una fracción en comparación con la colosal cantidad canalizada hacia actividades que dañan la naturaleza. Esta disparidad pone de relieve la necesidad urgente de abordar las crisis interconectadas del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra.

El análisis del informe de los flujos financieros globales revela que las inversiones del sector privado en actividades dañinas para la naturaleza, como la deforestación y la destrucción del hábitat, alcanzan aproximadamente 5 billones de dólares anuales, cifra claramente superior a los 35 mil millones de dólares en inversiones privadas en soluciones basadas en la naturaleza.

Los sectores de la construcción, los servicios eléctricos, el sector inmobiliario, el petróleo y el gas, la alimentación y el tabaco son los principales responsables de estos flujos financieros destructivos. Estos cinco sectores, que constituyen el 16% de la inversión total en la economía, representan el 43% de los flujos financieros que impactan negativamente en la naturaleza, provocando la degradación de bosques, humedales y otros ecosistemas críticos.

También hay oportunidades destacadas en el informe. En 2022, los gobiernos lideraron el camino en la financiación de soluciones basadas en la naturaleza, contribuyendo con 165 mil millones de dólares, o el 82% del total. Sin embargo, el financiamiento privado sigue siendo modesto y representa sólo 35 mil millones de dólares, o el 18% del total de los flujos financieros destinados a la naturaleza.

Para lograr los objetivos internacionales en materia de clima y biodiversidad, como limitar el calentamiento global a 1,5°C y conservar el 30% de la tierra y el mar para 2030, las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza deben casi triplicarse, de los 200 mil millones de dólares actuales a 542 mil millones de dólares por año. para 2030. Para 2050, este valor debe cuadruplicarse hasta alcanzar los 737 mil millones de dólares anuales.

La financiación pública no será suficiente. Es esencial un aumento significativo de la inversión privada, que tiene el potencial de crecer del actual 18% de financiación centrada en la naturaleza al 33% en 2050. Al mismo tiempo, los casi 7 billones de dólares actualmente invertidos en prácticas nocivas para la naturaleza deben aumentarse. reducirse drásticamente e idealmente reorientarse hacia prácticas sostenibles que apoyen, en lugar de degradar, el medio ambiente.

Los hallazgos del informe dejan en claro que sin un cambio fundamental en la forma en que se asignan los fondos globales (alejándolos de prácticas destructivas y acercándolos a la preservación y restauración de la naturaleza), el logro de objetivos ambientales críticos seguirá estando fuera de alcance.

Todo esto hace que parezca que estamos lejos de lograr algún tipo de solución estructuralmente positiva para la Madre Naturaleza. En algún momento encontrará la manera de deshacerse de nosotros, de una forma u otra.

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